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【中西对照】长诗·太阳石

(2011-08-19 12:48:44)
标签:

帕斯

墨西哥

太阳石

中西对照

诗歌

西班牙语

文化

分类: 西语涅槃

   http://www/uc/myshow/blog/misc/gif/E___6776EN00SIGG.gif据帕斯回忆,这首长诗得自十分偶然的灵感。作者如是表达了自己的创作意图:“这首诗由584行十一音节的诗句组成。这个数字不是偶然的:它对应于金星公转周期的天数。太阳石是墨西哥阿兹特克日历的名称。我的诗试图成为一种日历,它不是由像印第安人那样在石头上刻的象形文字组成,而是用词语和形象来构成。它反映了我的三个关注点。第一点,最接近的,来自我的个人生活;第二点,更广泛些,与我这代人的经历有关;至于第三点,即力求表达一种时间观念和生活观念。”

 

 

 

 

 

太阳石

 

一株晶莹的垂柳,

一棵水灵的黑杨,
一股高高的喷泉随风飘荡,
一株笔直的树木翩翩起舞,
一条弯弯曲曲的河流
前进、后退、迂回,总能到达
要去的地方:
      星星或者春光,
平静的步履毫不匆忙,
河水闭着眼睑
整夜将预言流淌,
在波涛中一齐涌来
一浪接一浪,
直至将一切掩盖,
绿色的主宰永不枯黄,
宛似天空张开绚丽迷人的翅膀,

在稠密的未来
和不幸的光辉中
旅行像一只鸣禽
在朦胧的枝头歌唱;
用歌声和岌岌可危的幸福
使树林痴呆
预兆逃离手掌
鸟儿啄食晨光,

一个形像宛似突然的歌唱,
烈火中歌唱的风,
悬在空中的目光
将世界和它的山峦、海洋眺望,
宛似被玛瑙滤过的光的身躯,
光的大腿,光的腹部,一个个海湾
太阳的岩石,彩云色的身躯,
飞快跳跃的白昼的颜色,
闪烁而又有形体的时光,
由于你的形体世界才可以看见,
由于你的晶莹世界才变得透亮,

我在声音的过道中行走,
我在响亮的现实中漂荡,
像盲人在光明中跋涉,
被一个映象抹去又诞生在另一个映像,
迷人的路标之林啊,
我从光的拱门
进入晴朗秋天的长廊,

我沿着你的躯体像沿着世界行走,
你的腹部是阳光明媚的广场,
你的胸脯上耸立着两座教堂——
血液在那里将平行的奥妙酝酿,
我的目光像常春藤一样笼罩着你
我是大海环抱的城市,
被光线分为两半的桃色的城墙,
在全神贯注的中午管辖下
一个海盐、岩石
和小鸟栖息的地方,

你身披我欲望的色彩
赤身行走宛如我的思想,
我在你的眼中行走宛如在水上,
虎群在那秋波上畅饮梦的琼桨,
蜂鸟在那火焰中自焚,
我沿着你的前额行走如同沿着月亮,
恰似云朵在你的思绪中飘扬,
我在你的腹部行走如在你的梦乡,

你的玉米裙在飘舞歌唱,
你水晶的裙子,水的裙子,
你的双唇、头发、目光,
你整夜在降雨,
整日用水的手指打开我的胸膛,
用水的双唇闭上我的眼睛,
在我的骨骼上降雨,一棵液体的树
将水的根扎在我的胸脯上,

我沿着你的腰肢行进
像沿着一条河流,
我沿着你的身躯行进
像沿着一座树林,
我沿着敏锐的思想行进
像沿着直通深渊的蜿蜒山路,
我的影子在你白晳前额的出口
跌得粉碎,我拾起一块块碎片,
没有身躯却继续摸索搜寻,

记忆那没有尽头的通道
开向空空的大厅的门廊,
所有的夏天都在那里霉烂,
渴望的珠宝在底部烧光,
刚一想起便又消失的脸庞,
刚一抚摩便又解体的臂膀,
蓬乱的头发宛如蛛网
披散在多年前的笑脸上,

我在自己前额的出口寻找,
寻而未遇.我在寻找一个瞬间,
一张在夜间的树林里
奔驰的闪电和暴风雨的脸,
黑暗花园里的雨水的脸。
那是顽强的水,流淌在我的身边,

寻而不见,我独自伏案,
无人陪伴,日日年年,
我和那瞬间一起沉到底部,
无形的道路在一面面镜子上边,
我破碎的形象在那里反复出现,
我踏着岁月,踏着一个个时刻,
踏着自己影子的思想,
踏着自己的影子寻觅一个瞬间,

我寻找一个活的日期,
像鸟儿寻找下午五点钟的太阳
火山岩的围墙锻炼了阳光:
时间使它的串串果实成孰,
当大门打开,从它玫瑰色的内脏
走出来一群姑娘,
分散在学校的石头院里,
高高的身材宛似秋天.
在苍穹下行走身披霞光,
当空间将她拥抱,为她披上
更加金黄、透明的皮的衣裳,

斑斓的老虎,棕色的糜鹿,
四周夜色茫茫,
姑娘倚在雨中绿色的阳台上幽会,
无数年轻的脸庞,
我忘记了你的姓名:
梅露西娜①,劳拉②,伊莎贝尔③,
珀尔塞福涅④,马丽亚,
你有一切人又无任何人的脸庞,
你是所有的又不是任何一个时光
你像云.你像树,
你是所有的鸟儿和一个星体,
你宛似剑的锋芒
和刽子手的盛血的杯子,
宛似使灵魂前进、将它纠缠
并使它与自身分离的常春藤一样,

玉石上火的字迹,
岩石的裂缝,蛇的女王,
蒸气的立拄,巨石的源泉,
月亮的竞技场,苍鹰的山岗,
茴香的种子,细小的针芒——
生命有限却给人永恒的悲伤,
海沟中的女放牧者,
幽灵山谷的看守女郎,
吊在令人眩晕的峭壁上的藤蔓,
有毒的攀缘植物,
复活的花朵,茉莉的花坛,
长笛和闪电的夫人,
生命的葡萄,伤口上的盐,
献给被处决者的玫瑰花束,
八月的雪,断头台的月亮,
麦穗、石榴、太阳的遗嘱,
写在火山岩上的海的字迹,
写在沙漠上的风的篇章,

火焰的脸庞.被吞噬的脸庞,
遗受迫害的年轻的脸庞,
周而复始,岁月的梦乡,
面向同一座院落、同一堵墙,
那一个时刻在燃烧
而接连出现的火焰的脸庞只是一张脸庞,
所有的名字不过是一个名字,
所有的脸庞不过是一张脸庞,
所有的世纪不过是一个瞬间,
一双眼睛待世世代代
通向来来的闸门关上,

我面前一无所有,只有今晚
从众多形象的梦幻中
夺回的一个瞬间
顽强雕琢出来的梦幻,
高悬手腕,一字一字地
从今晚的空虚中提取的梦幻
时间在外面流逝,
世界在用吃人的时间
叩打我心扉的门环,

只是一个瞬间
当城市、姓名、味道、生命
在我盲目的前额上溃散,
当夜的沉闷
使我的身心
疲惫不堪,当岁月
将可怕的空虚积攒,
我牙齿松动,眼睛昏花,
血液放慢了循环,

当时间合拢它的折扇,
当它的形象后面一片茫然,
死诊围困的瞬间
堕入深渊又浮回上面,
威胁它的是黑夜及其不祥的呵欠
还有头戴面具的长寿死神那难懂的语言
那瞬间堕入深渊并沉没下去
宛似一个紧握的拳,
宛似一个从外向里熟的水果
将自己吸收又将自己扩散,
那半透明的瞬间将自己封闭,
并从外面熟向里边,
它将我全部占据,
扎根、生长在我的心田,
繁茂的枝叶将我驱赶,
我的思想不过是它的鸟儿,
心灵之树.具有时间味道的果实,
它的水银在我的血管里循环,

啊,将要和已经生活过的岁月,
化做潮水
而且头也不回的时间,
过去的历史不曾是
而且现在却正变成并悄悄汇入
另一个模糊的瞬间:

面对岩石和硝石的傍晚——
它装着无形的刀片,
你将难以名状的红色字迹
写在我皮肤上面
而那些伤口像给我披上火的衣服,
我毫无损耗地燃烧,我寻找水源
而你的眼里没有水,你的眼睛,
依的下腹,你的臀部,你的乳房
都是岩石造就,
你口里散发的气息宛似灰尘和有毒的时间,
你的身体散发着枯井的味道,
渴望者的跟睛不停地闪烁
像一面面明镜的走廊,
它总是返回起点,
你盲目地牵着我的手臂
沿着那些固执的长廊走向圆心,
你昂首挺立
像凝聚在斧头上的火焰,
像光芒一样耀眼,
像囚徒的断头台一样令人胆寒,
像皮鞭一样柔软,
像月亮的孪生姊妹一样婀娜多姿,
你犀利的语言
在我的胸膛上挖掘,
使我空虚并将我的记忆驱散,
我忘却了自己的姓名,
我的朋友在猪群中嚎叫,
或由于被太阳吞噬而在山涧霉烂,

我只有一个长长的伤口,
一个无人涉足的深洞,
没有窗户的现在,
返回、重复的思想
反映并消失在自己的透明中,
被一只眼睛穿透的意识——
这眼睛注视着自己
直至沐浴光明:
       梅露西娜
我看到你粗大的鳞片
在晨曦中闪着绿色的光芒,
你蜷身睡在床单里
醒来时像鸟儿啼唱,
跌进无底深渊,洁白而遍体鳞伤,
只剩下叫嚷,千百年后我发现自己
咳嗽不止、老眼昏花,将古老的照片
弄得杂乱无章:
       没有人,你不是任何人,
一堆灰烬和一把笤帚,
一把掸子和一把钝刀,
一根吊着几块骨头的皮绳,
一串干葡萄,一个黑色的坑,
在坑底有一双千年前
淹死的女孩的眼睛,

……





PIEDRA DE SOL
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
                       un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,

un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,

una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrado por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,

voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,

voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,

vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño de esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,

tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,

voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,

corredores sin fin de la memoria,
puertas abiertas a un salón vacío
donde se pudren todos lo veranos,
las joyas de la sed arden al fondo,
rostro desvanecido al recordarlo,
mano que se deshace si la toco,
cabelleras de arañas en tumulto
sobre sonrisas de hace muchos años,

a la salida de mi frente busco,
busco sin encontrar, busco un instante,
un rostro de relámpago y tormenta
corriendo entre los árboles nocturnos,
rostro de lluvia en un jardín a obscuras,
agua tenaz que fluye a mi costado,

busco sin encontrar, escribo a solas,
no hay nadie, cae el día, cae el año,
caigo en el instante, caigo al fondo,
invisible camino sobre espejos
que repiten mi imagen destrozada,
piso días, instantes caminados,
piso los pensamientos de mi sombra,
piso mi sombra en busca de un instante,

busco una fecha viva como un pájaro,
busco el sol de las cinco de la tarde
templado por los muros de tezontle:
la hora maduraba sus racimos
y al abrirse salían las muchachas
de su entraña rosada y se esparcían
por los patios de piedra del colegio,
alta como el otoño caminaba
envuelta por la luz bajo la arcada
y el espacio al ceñirla la vestía
de un piel más dorada y transparente,


tigre color de luz, pardo venado
por los alrededores de la noche,
entrevista muchacha reclinada
en los balcones verdes de la lluvia,
adolescente rostro innumerable,
he olvidado tu nombre, Melusina,
Laura, Isabel, Perséfona, María,
tienes todos los rostros y ninguno,
eres todas las horas y ninguna,
te pareces al árbol y a la nube,
eres todos los pájaros y un astro,
te pareces al filo de la espada
y a la copa de sangre del verdugo,
yedra que avanza, envuelve y desarraiga
al alma y la divide de sí misma,
escritura de fuego sobre el jade,
grieta en la roca, reina de serpientes,
columna de vapor, fuente en la peña,
circo lunar, peñasco de las águilas,
grano de anís, espina diminuta
y mortal que da penas inmortales,
pastora de los valles submarinos
y guardiana del valle de los muertos,
liana que cuelga del cantil del vértigo,
enredadera, planta venenosa,
flor de resurrección, uva de vida,
señora de la flauta y del relámpago,
terraza del jazmín, sal en la herida,
ramo de rosas para el fusilado,
nieve en agosto, luna del patíbulo,
escritura del mar sobre el basalto,
escritura del viento en el desierto,
testamento del sol, granada, espiga,

rostro de llamas, rostro devorado,
adolescente rostro perseguido
años fantasmas, días circulares
que dan al mismo patio, al mismo muro,
arde el instante y son un solo rostro
los sucesivos rostros de la llama,
todos los nombres son un solo nombre
todos los rostros son un solo rostro,
todos los siglos son un solo instante
y por todos los siglos de los siglos
cierra el paso al futuro un par de ojos,

no hay nada frente a mí, sólo un instante
rescatado esta noche, contra un sueño
de ayuntadas imágenes soñado,
duramente esculpido contra el sueño,
arrancado a la nada de esta noche,
a pulso levantado letra a letra,
mientras afuera el tiempo se desboca
y golpea las puertas de mi alma
el mundo con su horario carnicero,

sólo un instante mientras las ciudades,
los nombres, lo sabores, lo vivido,
se desmoronan en mi frente ciega,
mientras la pesadumbre de la noche
mi pensamiento humilla y mi esqueleto,
y mi sangre camina más despacio
y mis dientes se aflojan y mis ojos
se nublan y los días y los años
sus horrores vacíos acumulan,

mientras el tiempo cierra su abanico
y no hay nada detrás de sus imágenes
el instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo,
amenazado por la algarabía
de la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra,
como un puño se cierra, como un fruto
que madura hacia dentro de sí mismo
y a sí mismo se bebe y se derrama
el instante translúcido se cierra
y madura hacia dentro, echa raíces,
crece dentro de mí, me ocupa todo,
me expulsa su follaje delirante,
mis pensamientos sólo son su pájaros,
su mercurio circula por mis venas,
árbol mental, frutos sabor de tiempo,

oh vida por vivir y ya vivida,
tiempo que vuelve en una marejada
y se retira sin volver el rostro,
lo que pasó no fue pero está siendo
y silenciosamente desemboca
en otro instante que se desvanece:

frente a la tarde de salitre y piedra
armada de navajas invisibles
una roja escritura indescifrable
escribes en mi piel y esas heridas
como un traje de llamas me recubren,
ardo sin consumirme, busco el agua
y en tus ojos no hay agua, son de piedra,
y tus pechos, tu vientre, tus caderas
son de piedra, tu boca sabe a polvo,
tu boca sabe a tiempo emponzoñado,
tu cuerpo sabe a pozo sin salida,
pasadizo de espejos que repiten
los ojos del sediento, pasadizo
que vuelve siempre al punto de partida,
y tú me llevas ciego de la mano
por esas galerías obstinadas
hacia el centro del círculo y te yergues
como un fulgor que se congela en hacha,
como luz que desuella, fascinante
como el cadalso para el condenado,
flexible como el látigo y esbelta
como un arma gemela de la luna,
y tus palabras afiladas cavan
mi pecho y me despueblan y vacían,
uno a uno me arrancas los recuerdos,
he olvidado mi nombre, mis amigos
gruñen entre los cerdos o se pudren
comidos por el sol en un barranco,

no hay nada en mí sino una larga herida,
una oquedad que ya nadie recorre,
presente sin ventanas, pensamiento
que vuelve, se repite, se refleja
y se pierde en su misma transparencia,
conciencia traspasada por un ojo
que se mira mirarse hasta anegarse
de claridad:
                  yo vi tu atroz escama,
Melusina, brillar verdosa al alba,
dormías enroscada entre las sábanas
y al despertar gritaste como un pájaro
y caíste sin fin, quebrada y blanca,
nada quedó de ti sino tu grito,
y al cabo de los siglos me descubro
con tos y mala vista, barajando
viejas fotos:
                 no hay nadie, no eres nadie,
un montón de ceniza y una escoba,
un cuchillo mellado y un plumero,
un pellejo colgado de unos huesos,
un racimo ya seco, un hoyo negro
y en el fondo del hoyo los dos ojos
de una niña ahogada hace mil años,

miradas enterradas en un pozo,
miradas que nos ven desde el principio,
mirada niña de la madre vieja
que ve en el hijo grande un padre joven,
mirada madre de la niña sola
que ve en el padre grande un hijo niño,
miradas que nos miran desde el fondo
de la vida y son trampas de la muerte
—¿o es al revés: caer en esos ojos
es volver a la vida verdadera?,

¡caer, volver, soñarme y que me sueñen
otros ojos futuros, otra vida,
otras nubes, morirme de otra muerte!
—esta noche me basta, y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo:
                            ¿hacía planes
para el verano —y todos los veranos—
en Christopher Street, hace diez años,
con Filis que tenía dos hoyuelos
donde bebían luz los gorriones?,
¿por la Reforma Carmen me decía
"no pesa el aire, aquí siempre es octubre",
o se lo dijo a otro que he perdido
o yo lo invento y nadie me lo ha dicho?,
¿caminé por la noche de Oaxaca,
inmensa y verdinegra como un árbol,
hablando solo como el viento loco
y al llegar a mi cuarto —siempre un cuarto—
no me reconocieron los espejos?,
¿desde el hotel Vernet vimos al alba
bailar con los castaños — "ya es muy tarde"
decías al peinarte y yo veía
manchas en la pared, sin decir nada?,
¿subimos juntos a la torre, vimos
caer la tarde desde el arrecife?
¿comimos uvas en Bidart?, ¿compramos
gardenias en Perote?,
                               nombres, sitios,
calles y calles, rostros, plazas, calles,
estaciones, un parque, cuartos solos,
manchas en la pared, alguien se peina,
alguien canta a mi lado, alguien se viste,
cuartos, lugares, calles, nombres, cuartos,

Madrid, 1937,
en la Plaza del Ángel las mujeres
cosían y cantaban con sus hijos,
después sonó la alarma y hubo gritos,
casas arrodilladas en el polvo,
torres hendidas, frentes esculpidas
y el huracán de los motores, fijo:
los dos se desnudaron y se amaron
por defender nuestra porción eterna,
nuestra ración de tiempo y paraíso,
tocar nuestra raíz y recobrarnos,
recobrar nuestra herencia arrebatada
por ladrones de vida hace mil siglos,
los dos se desnudaron y besaron
porque las desnudeces enlazadas
saltan el tiempo y son invulnerables,
nada las toca, vuelven al principio,
no hay tú ni yo, mañana, ayer ni nombres,
verdad de dos en sólo un cuerpo y alma,
oh ser total...
                    cuartos a la deriva
entre ciudades que se van a pique,
cuartos y calles, nombres como heridas,
el cuarto con ventanas a otros cuartos
con el mismo papel descolorido
donde un hombre en camisa lee el periódico
o plancha una mujer; el cuarto claro
que visitan las ramas de un durazno;
el otro cuarto: afuera siempre llueve
y hay un patio y tres niños oxidados;
cuartos que son navíos que se mecen
en un golfo de luz; o submarinos:
el silencio se esparce en olas verdes,
todo lo que tocamos fosforece;
mausoleos de lujo, ya roídos
los retratos, raídos los tapetes;
trampas, celdas, cavernas encantadas,
pajareras y cuartos numerados,
todos se transfiguran, todos vuelan,
cada moldura es nube, cada puerta
da al mar, al campo, al aire, cada mesa
es un festín; cerrados como conchas
el tiempo inútilmente los asedia,
no hay tiempo ya, ni muro: ¡espacio, espacio,
abre la mano, coge esta riqueza,
corta los frutos, come de la vida,
tiéndete al pie del árbol, bebe el agua!,

todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo pedilecto de la Iglesia
que se lava la negra dentadura
con el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombe de los hombres,
al hombre de sí mismo,
                                       se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;

amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan las alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
                           el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen,
amar es desnudarse de los nombres:
"déjame ser tu puta", son palabras
de Eloísa, mas él cedió a las leyes,
la tomó por esposa y como premio
lo castraron después;
                         mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la substancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta;

mejor la castidad, flor invisible
que se mece en los tallos del silencio,
el difícil diamante de los santos
que filtra los deseos, sacia al tiempo,
nupcias de la quietud y el movimiento,
canta la soledad en su corola,
pétalo de cristal en cada hora,
el mundo se despoja de sus máscaras
y en su centro, vibrante transparencia,
lo que llamamos Dios, el ser sin nombre,
se contempla en la nada, el ser sin rostro
emerge de sí mismo, sol de soles,
plenitud de presencias y de nombres;

sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
                                 el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso,

no pasa nada, callas, parpadeas
(silencio: cruzó un ángel este instante
grande como la vida de cien soles),
¿no pasa nada, sólo un parpadeo?
—y el festín, el destierro, el primer crimen,
la quijada del asno, el ruido opaco
y la mirada incrédula del muerto
al caer en el llano ceniciento,
Agamenón y su mugido inmenso
y el repetido grito de Casandra
más fuerte que los gritos de las olas,
Sócrates en cadenas "(el sol nace,
morir es despertar: "Critón, un gallo
a Esculapio, ya sano de la vida"),
el chacal que diserta entre las ruinas
de Nínive, la sombra que vio Bruto
antes de la batalla, Moctezuma
en el lecho de espinas de su insomnio,
el viaje en la carretera hacia la muerte
—el viaje interminable mas contado
por Robespierre minuto tras minuto,
la mandíbula rota entre las manos—,
Churruca en su barrica como un trono
escarlata, los pasos ya contados
de Lincoln al salir hacia el teatro,
el estertor de Trotsky y sus quejidos
de jabalí, Madero y su mirada
que nadie contestó: ¿por qué me matan?,
los carajos, los ayes, los silencios
del criminal, el santo, el pobre diablo,
cementerio de frases y de anécdotas
que los perros retóricos escarban,
el delirio, el relincho, el ruido obscuro
que hacemos al morir y ese jadeo
que la vida que nace y el sonido
de huesos machacadosen la riña
y la boca de espuma del profeta
y su grito y el grito del verdugo
y el grito de la víctima...
                                    son llamas
los ojos y son llamas lo que miran,
llama la oreja y el sonido llama,
brasa los labios y tizón la lengua,
el tacto y lo que toca, el pensamiento
y lo pensado, llama el que lo piensa,
todo se quema, el universo es llama,
arde la misma nada que no es nada
sino un pensar en llamas, al fin humo:
no hay verdugo ni víctima...
                                         ¿y el grito
en la tarde del viernes?, y el silencio
que se cubre de signos, el silencio
que dice sin decir, ¿no dice nada?,
¿no son nada los gritos de los hombres?,
¿no pasa nada cuando pasa el tiempo?

—no pasa nada, sólo un parpadeo
del sol, un movimiento apenas, nada,
no hay redención, no vuelve atrás el tiempo,
los muerto están fijos en su muerte
y no pueden morirse de otra muerte,
intocables, clavados en su gesto,
desde su soledad, desde su muerte
sin remedio nos miran sin mirarnos,
su muerte ya es la estatua de su vida,
un siempre estar ya nada para siempre,
cada minuto es nada para siempre,
un rey fantasma rige sus latidos
y tu gesto final, tu dura máscara
labra sobre tu rostro cambiante:
el monumento somos de una vida
ajena y no vivida, apenas nuestra,

—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos,

Eloísa, Perséfona, María,
muestra tu rostro al fin para que vea
mi cara verdadera, la del otro,
mi cara de nosotros siempre todos,
cara de árbol y de panadero,
de chófer y de nube y de marino,
cara de sol y arroyo y Pedro y Pablo,
cara de solitario colectivo,
despiértame, ya nazco:
                                  vida y muerte
pactan en ti, señora de la noche,
torre de claridad, reina del alba,
virgen lunar, madre del agua madre,
cuerpo del mundo, casa de la muerte,
caigo sin fin desde mi nacimiento,
caigo en mí mismo sin tocar mi fondo,
recógeme en tus ojos, junta el polvo
disperso y reconcilia mis cenizas,
ata mis huesos divididos, sopla
sobre mi ser, entiérrame en tu tierra,
tu silencio dé paz al pensamiento
contra sí mismo airado;
                                    abre la mano,
señora de semillas que son días,
el día es inmortal, asciende, crece,
acaba de nacer y nunca acaba,
cada día es nacer, un nacimiento
es cada amanecer y yo amanezco,
amanecemos todos, amanece
el sol cara de sol, Juan amanece
con su cara de Juan cara de todos,

puerta del ser, despiértame, amanece,
déjame ver el rostro de este día,
déjame ver el rostro de esta noche,
todo se comunica y transfigura,
arco de sangre, puente de latidos,
llévame al otro lado de esta noche,
adonde yo soy tú somos nosotros,
al reino de pronombres enlazados,

puerta del ser: abre tu ser, despierta,
aprende a ser también, labra tu cara,
trabaja tus facciones, ten un rostro
para mirar mi rostro y que te mire,
para mirar la vida hasta la muerte,
rostro de mar, de pan, de roca y fuente,
manantial que disuelve nuestros rostros
en el rostro sin nombre, el ser sin rostro,
indecible presencia de presencias...

quiero seguir, ir más allá, y no puedo:
se despeñó el instante en otro y otro,
dormí sueños de piedra que no sueña
y al cabo de los años como piedras
oí cantar mi sangre encarcelada,
con un rumor de luz el mar cantaba,
una a una cedían las murallas,
todas las puertas se desmoronaban
y el sol entraba a saco por mi frente,
despegaba mis párpados cerrados,
desprendía mi ser de su envoltura,
me arrancaba de mí, me separaba
de mi bruto dormir siglos de piedra
y su magia de espejos revivía
un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre.
México, 1957





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